El otro día, aprovechando el buen tiempo, nos fuimos con el niño al centro de Madrid. Le encanta todo lo que tiene ruedas así que, como podéis imaginar, el trayecto en Renfe le entusiasmó. Sin embargo, al llegar a nuestro destino, le esperaba una sorpresa mayor: la estación de Atocha con todos sus trenes y sus vías... Supongo que no se imaginaba que podía haber tantos juntos. Después, llegó el momento de las tortugas en el jardín tropical. Se volvió loco. ¡Había tantas a las que observar!
Y, al salir a la calle, toda su atención fue a parar al Ministerio de Agricultura seguida de un grito: "¿Qué es esooo?" Creo que las esculturas que hay arriba le recordaron a las gárgolas que vio en un capítulo de "La princesa Sofía", con las que está obsesionado últimamente.
El paseo posterior por la calle Delicias estuvo lleno de asombro por todo lo que veía hasta llegar al Museo del Ferrocarril, donde se lo pasó en grande subiéndose en las locomotoras y vagones. Nunca habíamos ido y resultó ser una buena forma de pasar la mañana por un precio razonable, pues al ser domingo la entrada nos costó 2'50 euros. Es pequeño, pero no cabe duda de que tiene un encanto especial.