viernes, 30 de septiembre de 2011

Reencuentro cinematográfico


Hace mucho que no hablo de cine, así que hoy, último día de septiembre ha llegado el momento. ¿Por dónde empezar?

Comenzaré por El árbol de la vida: la nueva película de T. Malick.

Es la primera película que veo de este director y reconozco que me dejó bastante sorprendida. No es una película fácil, como ocurre siempre que entramos en el terreno de la poesía, y es que la obra es, ante todo, una exhibición de poesía visual. Las imágenes son fantásticas, muchas de ellas impresionantes, y la interpretación de los actores (sobre todo los niños) no se queda atrás. En mi opinión, contar cualquier detalle relacionado con el argumento es destrozarla, así que no diré más.


La protagonista, Jessica Chastain, protagoniza también La deuda; una película totalmente diferente a la anterior y que nos presenta una intriga en torno a una venganza planeada por el Mossad en los años 60. La "víctima" de esa conspiración es un médico nazi conocido por sus fechorías durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué esconde el pasado? ¿Seríamos capaces de vivir una mentira durante toda nuestra vida? Merece la pena verla; mucho.


Y dicho esto, pasamos a grandes producciones de finales de verano: El origen del planeta de los simios y Super 8: he leído y oído diferentes opiniones sobre ellas y, aunque estoy de acuerdo en que la última no aporta demasiadas novedades, he de reconocer que ambas me encantaron. Pasé un rato entretenidísimo y eso es lo que cuenta.



Paso al cine español: el viernes pasado vi No habrá paz para los malvados, de E. Urbizu y protagonizada por José Coronado. No es el tipo de películas que me entusiasman...; en realidad fui mi chico quien propuso verla. Él salió encantado y a su opinión me remito: una buena mezcla de thriller y western crepuscular.

Y ya para terminar, mencionaré la angustiosa La cara oculta. El anuncio ya nos cuenta el problema, así que no meto la pata si explico que se trata de una chica que, celosa de una compañera de trabajo de su pareja, decide ponerle a prueba. Tras el espejo de la habitación de la casa que tienen alquilada en Bogotá se esconde una habitación insonorizada y con un cristal doble desde el que tiene una perfecta visión de esa habitación. ¿Que pasa si podemos observar cómo se toma la ruptura nuestra pareja escondidos tras el espejo? Tal y como demuestra la película: es preferible no jugar con fuego.


Bueno, y aquí lo dejo, que para ser la última entrada del mes, me ha salido laaarga.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La piedra lunar, Wilkie Collins

No soy muy dada a la novela negra, aunque reconozco que cuando la leo me gusta bastante. Me habían recomendado la obra de este autor, William Wilkie Collins, contemporáneo y amigo de Dickens y con el que incluso llegó a colaborar en alguna que otra publicación.

La piedra lunar fue publicada en 1868 y gira en torno a la desaparición de una gema hindú en medio de una acomodada clase inglesa. Lo más característico de ella es la multitud de narradores que ofrecen una visión personalizada de las circunstancias.

Pese a que me ha gustado, el estilo y lenguaje resulta un tanto pesado y eso, unido a la extensión (la edición de El País, que es la que he usado, está en dos volúmenes) la ha convertido en una lectura poco llevadera, la verdad. Por ahora no me aventuraré con obras del mismo autor.

Desafío 50 libros: 38º

sábado, 10 de septiembre de 2011

Las hermanas Bunner, Edith Wharton

"Ann Eliza dejó de ver los paneles lustrosos y percibió las risas burlonas de los innumerables relojes como si fueran los aullidos de las olas en una tormenta. Intentó responder, pero no pudo; intentó ponerse en pie, pero el suelo había desaparecido".

A pesar de ser un libro escrito en 1892, Edith Wharton nos presenta un tema universal: el sacrificio que podemos llegar a hacer por nuestros seres queridos, en este caso por una hermana. ¿Podemos realmente oponernos al destino? ¿Cómo saber si el bien que pretendemos hacer no será, a la larga, un mal mayor?

Las hermanas Bunner, Ann Eliza y Evelina, pasan su vida en una mercería de un barrio de Nueva York. Sólo cuentan con su mutua compañía y con el apoyo de los vecinos. Pero toda su vida cambiará cuando Ann Eliza le regale un reloj a su hermana puesto que, con la percepción del tiempo, también llegará la figura del relojero.

Edith Wharton nos muestra una historia sencilla, pero bien escrita y llena de profundidad. Al parecer es la autora de "La edad de la inocencia", que no he leído. Tras haberme gustado tanto esta novela corta, me apuntaré tanto éste como "La casa de la alegría". ¿Los conocéis?

-----

Desafío 50 libros: 36º

martes, 6 de septiembre de 2011

Miranda do Douro

Regreso a mis andanzas de verano por tierras castellanas. Después de comer en Zamora (como ya comenté, parada obligada en nuestro viaje) fuimos a un pueblo portugués llamado Miranda do Douro. Se encuentra en las famosas "Arribes del Duero" y se caracteriza por un precioso paisaje formado por el cauce del río, que hace frontera entre España y Portugal. Nos habían recomendado el paseo en barco, así que cogimos el de una hora de duración. Las vistas y sensaciones desde allí fueron fantásticas, a pesar de que no era la primera vez que navegaba por esa zona:el pueblo de mi chico se encuentra en las arribes salmantinas y en una ocasión cogimos también un barquito en Freixo de espada à Cinta.


Tras el recorrido, presenciamos una exhibición de aves rapaces, con algún susto que otro incluido, jajaja!! Nunca me han dado miedo las aves, pero eso de verlos volando tan cerca me impresionó, la verdad. También hay que decir que no fui la única que demostró ciertos reparos...



En cuanto al pueblo en sí, lo primero que llama la atención es la cantidad de tiendas dedicadas a la industria textil que tiene: ya podéis imaginar que mi madre y yo nos los pasamos en grande viendo toallas, juegos de cama, manteles... Vamos, que me dicen a mí hace unos años que voy a disfrutar comprando ropa "para el hogar" y no me lo creo. Creo que la culpa la tiene la casa nueva...



Pero no sólo de compras vive el hombre: así que completamos nuestro turismo cultural con las vistas de la Sé y sus jardines. En resumen: naturaleza, compras e historia. ¿Qué más se puede pedir?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Mensaje para reflexionar

Este mensaje no es mío: al parecer está circulando por todas las redes sociales, así que os lo pongo aquí, por si queréis hacerlo extensivo. ¡¡Pasad la voz!!



Mañana tal vez tengamos que sentarnos ante nuestros hijos o nietos y decirles que ya no existe la educación pública a la que nosotros tuvimos acceso, porque no pudimos defenderla de los graves ataques que sufrió. Pero, ¿podríamos mirarles a los ojos y decirles que no tendrán acceso a ella porque no luchamos por defenderla?

jueves, 1 de septiembre de 2011

Harta

HARTA de que mi profesión sea denostada una y otra vez.

HARTA de que sólo se nos relacione con las vacaciones de las que disfrutamos.
HARTA de que no se valore el trabajo diario que realizamos.
HARTA de que pretendan echarnos a la opinión pública encima.
HARTA de que me hagan sentir culpable por tener "trabajo fijo".
HARTA de que intenten jugar con mi vocación, como si tuviese que aguantar todo lo que me echen sólo porque me gusta mi trabajo.
HARTA de que insinuen que SÓLO trabajo 20 horas semanales.
HARTA de que jueguen con el futuro de mis alumnos.
HARTA de que se les llene la boca con "una educación de calidad" y supriman los desdobles de lengua y matemáticas.

HARTA de ver cómo mis compañeros se van a la calle y ni siquiera pueden denominarse "despedidos" porque su contrato acaba el 14 de septiembre. ¿"No renovados"? Para el caso es lo mismo.

HARTA de que me pidan responsabilidades por una crisis que yo no he provocado y que, en todo caso, no tiene nada que ver con la educación.


Soy profesora de Educación Secundaria en un instituto público; trabajo 37 horas y media semanales (si no me equivoco, estoy dentro de la media de cualquier trabajador, sea madrileño o no), pero en épocas de exámenes, cuando hago actividades extraescolares o ante determinadas circunstancias, éstas se pueden convertir en unas cuantas más. No me quejo: me gusta mi trabajo y considero que invertir parte de mi tiempo en mejorar mis clases favorece después mi trabajo en el aula. Es la profesión que elegí y sé que lleva incluido el trabajar en casa.


Entre esas 37 horas y media semanales se incluyen las reuniones con los compañeros de departamento, con el departamento de orientación o las guardias. También están incluidas ahí las ya famosas "horas de docencia": esas son las horas que estoy directamente con los alumnos. Este año ya he impartido 20 horas y no 18, como debería ser habitualmente; no me quejo, entonces, por ello, sino por las consecuencias que este aumento generalizado provoca: mayor número de alumnos en clase, supresión de los desdobles, impartir materias que una no domina, supresión de tutorías con alumnos... Y todo por ahorrar 80 millones de euros (que dilapidarán en cualquier otra cosa) al dejar sin trabajo a 3000 profesores, que en algunos casos llevan 20 años en esto. Resumiendo: un ataque directo a la educación pública. No quiero ser partícipe de esto. ¿Me tacharán de irresponsable por hacer huelga? Lo responsable es defender algo en lo que se cree.


Día 1 de septiembre, vuelta al trabajo, vuelta al instituto: exámenes y evaluaciones. A día de hoy, aún no sé dónde trabajaré este nuevo curso.