A este paso acabará el año y no habré terminado con la "trilogía vasca", es decir: las entradas sobre mi viaje estival por Euskadi. Me queda San Sebastián, así que adelante, que sólo queda un día para el 2011!!
En el 2010 fui dos veces a San Sebastián: una durante las vacaciones de Semana Santa y otra en verano. Antes de eso sólo había estado una vez allí, en concreto cuando tenía 10 años: en esa ocasión sólo estuvimos en la ciudad unas horas; lo justo para ver la maravillosa vista de la playa de la Concha desde el Igueldo. Así que me quedaban muchísimas cosas por descubrir.
En el 2010 fui dos veces a San Sebastián: una durante las vacaciones de Semana Santa y otra en verano. Antes de eso sólo había estado una vez allí, en concreto cuando tenía 10 años: en esa ocasión sólo estuvimos en la ciudad unas horas; lo justo para ver la maravillosa vista de la playa de la Concha desde el Igueldo. Así que me quedaban muchísimas cosas por descubrir.
Está claro que uno de los principales reclamos de Donosti es la ya mencionada playa de la Concha. Delimitada por los montes Igueldo y Urgull, es uno de los paisajes naturales más impresionantes que he visto hasta ahora. Cuando la marea está baja, puede recorrerse completa caminando por la orilla. Sin embargo, con la marea alta, la concha queda divida en dos: la playa de la Concha en sí y la playa de Ondarreta.
En verano fui justo cuando era la Semana Grande y a la idea que ya tenía sobre esa playa se añadió una más: cada día de las fiestas hacen un concurso de fuegos artificiales que se reflejan en las aguas del Cantábrico. La arena se llena de gente e incluso hay algunos afortunados que contemplan los fuegos desde pequeñas barquitas de pescadores. Hay muchísima gente y resulta un poco agobiante, pero merece la pena en cuanto el primer cohete da el pistoletazo de salida.
En cuanto al monte Igueldo, lo más llamativo de él son las vistas que ofrece. En lo alto hay unas cuantas atracciones, aunque para mí lo mejor fue subir en el funicular hasta arriba: con lo miedosa que soy, para mí ya es toda una experiencia límite!!
A los pies de este monte se encuentra la escultura de Chillida, "El peine de los vientos". Es impresionante; no se me ocurre más que decir.
En el monte Urgull me llamó la atención el "Cementerio de los Ingleses": se trata de un grupo de tumbas que miran al mar y que datan de la batalla de 1813. Las vistas desde aquí son también bonitas (¡cómo no!) y por el "Paseo Nuevo" nos lo pasamos en grande viendo cómo rompían las olas.
El paseo por las márgenes del río Urumea también merece la pena, así como el parque de Cristina Enea. ¡En primavera estaba tan acogedor!
En resumen, merece la pena visitar sus paisajes y sus calles. Cuando fuimos en Semana Santa alquilamos unas bicicletas y recorrimos la ciudad con bastante tranquilidad. Tiene poquitas cuestas, así que se convierte en un paseo muy agradable.